Participé en Tepoztlan 2001 en lo que una de las experiencias que más he disfrutado. Después de pasar a la preselección y sufrir cada selectivo como si fuera el último, me invitaron a la IMO 2002 de donde regresé con una visión muy distinta de lo que quería en la vida.
Estudie Ingeniería Fisica en Monterrey. No hubo semestre de mi carrera en el que no agradeciera ese año de entrenamiento olímpico. Todo el proceso analítico que se aprende en cada demostración me brindó una ventaja nada despreciable en todo curso siguiente.
Después de terminar la carrera entré a trabajar a una compañía de exploración sísmica que mapeaba zonas con posibilidad de tener petróleo. Durante 4 años pasé mi vida en barcos analizando datos y diseñando algoritmos para distinguir entre señal útil proveniente del fondo del mar y ruido proveniente de todos lados y de todas formas. La combinatoria fue una herramienta que utilicé en distintas formas en mi trabajo.
Disfrute mucho el trabajo y mi alma de marinero lo agradeció por vario tiempo. Sin embargo, nunca me pude quitar la pequeña espina de lograr un cambio en la sociedad. Al final de este trabajo decidí regresar al ámbito académico. Esta vez combinando mi inquietud social con mis habilidades numéricas. Así fue como comencé mi actividad principal: Maestría en Economía.
Al día de hoy soy un feliz estudiante de la maestría en economía y trabajo en una empresa de asesoría financiera. Además, soy un activo espectador de la sociedad. Estoy convencido de que la participación de los que “odiamos la política” es justo lo que se necesita para que dejemos de odiarla. Este mes comencé a llenar mis aplicaciones para un doctorado en Economía en los Estados Unidos y continuar con mis metas. ¿Y a 11 años de distancia, adivinen qué actividad sigue siendo mi principal orgullo en la hoja de aplicación? Participante de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas. Es en serio.
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